sábado, 30 de enero de 2010

Noche musical poética por Haiti

Ayer noche fuimos a declamar algunos poetas al Museo de la Automoción, aquí en Salamanca, para recaudar fondos que enviar a Haiti.

Además de poesía hubo música, de esas que saben a mucho, de esas de cerrar los ojos y desconectar. Y descubrí a Andrés Sudón, un cantautor de esta tierra desconocido y ahora enamorada de él...bueno, de su música.


Estaba nerviosa, como siempre. Subir a un escenario a recitar me revolotea el estómago, como mariposas enamoradas, mas fue por una buena causa.

Gracias a todos por acudir a la llamada.

martes, 26 de enero de 2010

¿Dónde estás?


Aquí os dejo esta imagen.
Mañana saldrá publicada una microhistoria sobre ella.
Mañana nos vemos por aquí.

YA ESTOY AQUÍ¡¡¡¡

¿Dónde estás?
La cafetera, silenciosa, esperaba una visita.
Todo comenzó hace tres días en el parque. Se cruzaron las miradas, compartieron un paraguas y una caja de bombones color escarlata.
El viernes había película en el autocine, la invitó. Dorothy aceptó ruborizada. Hacía tanto de la última cita.
El resto del día transcurrió igual que otros. Limpió, preparó la cafetera para la sobremesa, se sentó en la cocina y esperó, mientras la lluvia ponía la música de fondo a esa escena crepuscular.
No era la primera vez que pasaba la tarde sola oyendo repiquetear la lluvia en la ventana. Los cristales empañados,…“tendré que limpiarlos otra vez, otra vez”, pensaba Dorothy.
La vecina del 2A había venido a pedirle unas manzanas, quería prepararle a su novio una tarta. Dorothy le ofreció el frutero, sólo quedó un par.
En el reloj del salón sonaron las dos.
El teléfono descansaba tácito, Dorothy dejó sus pensamientos en el aire y se sostuvo un instante en el suelo impoluto. Sin darse cuenta golpeó una de las sillas, en el exterior seguía lloviendo.
Ya eran las tres menos cuarto, dijo que la llamaría para verse esa tarde, dijo que la quería, dijo que compartirían bombones de chocolate oscuro toda la vida.
“¿Dónde estás?”, pensaba ella.
Siempre era igual, los bombones, un paraguas, una mirada y al caer la tarde, la lluvia tras los cristales y un “¿dónde estás? sin final.