Ayer noche, primera noche de primavera volvimos al Savor con un recital versado en la música, leí aquel poema con el que gané el primer premio de poesía de La Palma, CONCIERTO, dedicado a Bebo Valdés; ANDANTINOS CON SABOR A MAR, que escribí escuchando un concierto de piano; CASAS DEL MONTE; algunos silencios del mar, tan deseados a todas horas en mi vida; escuchamos incluso el silencio gracias a Virginia, intérprete de la lengua de signos que interpretó, valga la redundancia, uno de esa serie (una experiencia única), y lo que hay Después del silencio.
Y finalmente, concluí con una serie de micros nuevos, de esos que llevo dos años escribiendo y en los que me siento tan cómoda, tan yo:
"Con intermitencias asombrosas, con espacios en blanco y paréntesis, con corchetes, con momentos ardientes, pegados, yuxtapuestos, fusionados, sin pausa, somos dos y a veces, uno."
Y al llegar la medianoche regresé a casa, antes de que volviera la lluvia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario