Hace unas semanas me propusieron escribir unas letras para el Especial de Semana Santa que el periódico digital Zamora 3.0 iba a sacar en estas fechas, en papel. Todo giraba en torno a fotos antiguas, de los años cuarenta y cincuenta.
Por supuesto, acepté.
Por necesidades del guion (1300 caracteres), tuve que recortar un poco la historia, pero bajo la imagen podéis leerla completa.
Aquella tarde de primavera
—¡Vamos!
La procesión está a punto de salir —Lolita recogía el cuarto de estar al tiempo
que los críos daban saltos y reían alrededor de ella. Mientras, la abuela doña
Josefa mordisqueaba con cuidado una aceitada.
—¡Haced
caso a vuestra madre! —soltó con brío; zamorano, para más señas. Y acercándoles
un plato volvió a interpelar —¡Tomad un trozo de rebojo, esto os dará fuerzas para la tarde!
Era
Jueves Santo.
—¡Manolito!
—Doña Conchita estaba planchando un pañuelo blanco.
—Dígame,
madre —un joven ataviado con una túnica morada la miraba desde el umbral de la
puerta de la cocina.
—Ten.
Ya está listo —le dijo entregándole la tela que el joven se colocó en el
cuello—Brilla el sol, hoy pasaréis calor.
Era
Jueves Santo.
—Andrés,
querido, ponte la corbata nueva —Carmina se estaba arreglando para salir junto
a su esposo. Este siguió su consejo y se colocó la que ella le había regalado
en Navidad. Su mujer terminó de ajustársela.
—Cuando
pase la procesión, podríamos tomar un chocolate en la cafetería de la Plaza
Mayor —propuso su esposo cariñosamente.
Era
Jueves Santo.
Su
primera cita, Ricardo miraba por entre la gente. Se había puesto unas gafas de
sol para dar un toque dandi a su indumentaria. Quería causarle una buena
impresión. María llegaría en breve. La procesión le cerraba el paso. Tendría
que esperar. Delante había una tropa de niños nerviosos. Su madre intentaba
hacerles callar. Ricardo supuso que la anciana situada al otro lado de los
chicos sería su abuela. Más allá un matrimonio de punta en blanco atendían a
pie de calle. Y un poco más allá, una mujer se emocionaba al ver aproximarse a
los cofrades. Y él, solo pensaba en María.
Era
Jueves Santo.
Toda
imagen guarda una historia confeccionada a base de vocablos y un hilo de sentimientos:
procesión, aceitadas, rebojos, pañuelo, túnica, morada, sol, cita, nervios,
atender, emocionarse, cofrades, Jueves Santo.
Todas
las imágenes pretéritas guardan recuerdos que se reviven al volver a verlas.
Era
Jueves Santo, pero podría haber sido Martes
o Viernes.